25 de enero de 2013

Yo.

Durante todo el año pasado, viví una mezcla de pensamientos, razones y emociones que guiaran mi vida. Eso cae de maduro, pero también sentía que en el trajín, iba tomando cosas de los demas que me ayudaran a constituirme bajo una unidad autónoma. Un nuevo yo que emerja desde las sombras.

Creía que esto era necesario porque pasé demasiado tiempo en pareja. Antes, el yo se autodestruyó para dar paso a un "nosotros" que después se desdibujó, se hizo añicos. Entonces, apartir de eso, viví un año y tres meses intentando encontrarme otra vez.

Pasé por muchas cosas. Adquirí demasiadas características de otros, tanto positivas como negativas. En un momento estuve en un limbo grande y no sabía que paso seguir. ¿Cómo actuaría fulano, en quien me estaba apoyando para salir adelante? ¿O capaz el método de mengana fuese mas efectivo? No sabía para dónde ir, necesitaba un guión o algún director que me direccione a un objetivo. Por que yo sola iba a la deriba y nadie me ayudaba.

Llegué a pensar durante mucho tiempo, que nada de lo que yo hacía era por convencimiento propio. Que todo era por agradar a los demás. O para parecerme a los demás. Sin quererlo, volví a la adolescencia en donde sentía que nadie me queía y que si o si tenía que hacer lo que los demas dijeran, entonces vivía sometida en un mundo en el que me era imposible gritar lo que yo deseaba.

¿Y cómo me dí cuenta aquella vez, que eso no era vida? Porque quizás, no era que los demás me odiaran, sino era yo la que se odiaba y por eso no podía ver que las demás personas no querían hacerme daño. Sólo ayudar. Y yo no estaba entendiéndolo.

Lo mismo me pasó el año pasado. Yo había construido un mundo, una fortaleza, un "lugar feliz" que no era real. Pensaba que las personas, advirtiéndome, querían alejarme de la "felicidad", pero sólquisieron salvarme. Y cuando al fin lo descubrí, ya era tarde, y el dolor fue mucho mas fuerte que las advertencias de la gente que me quería. 

Me dí cuenta tarde, pero ya saben lo que dicen, mas vale tarde que nunca. Mi vida volvió a cambiar. Pero esta vez, ya no me apoyé en nadie completamente. Volví a redescubrirme, a saber y ser conciente de quien soy y que es lo que quiero. Y no sólo porque los demas me lo digan. Sino porque no puedo imaginarme otra cosa. No puedo imaginarme como el alma de las fiestas, la piba que se fuma un porro para ser cool, el juguete de todos, la moraleja de una historia sobre como termina cometer errores.

Yo soy yo. Soy la que pide perdón y dice gracias mas veces de lo necesario. Soy la que te va a joder para que veas una película que me pareció genial. Soy la que va a estar parada en un súper y va a pensar en comprarte un chocolate porque sí pero se va a arrepentir al final porque te merecés mas que eso. Soy la que no se siente cómoda en ropa ajustada, a pesar de que me luzca bien. Soy la piba tímida que lucha horrores para dejar de serlo, si es que me interesas. Soy la que muere por un libro nuevo casi todos los meses. Soy la que sufre en silencio, canalizando mis tristezas en lugares no tan populares, como es mi blog. Soy la que dejó de divertirse en fiestas si no está borracha. Soy aquella que quisiera que le des otra oportunidad. Para probar que lo que te hayan contado de mi es basura. 

Y que voy a seguir esperando. Hasta que quieras darmela.

Pero hasta ese entonces, no voy a desanimarme y voy a continuar siendo yo.

El martes fui a comprar ropa con mi amigo Ben. No tenía bien en claro que quería, así que recorrimos varios locales buscando algo que me llamara la atención. Lo primero que me gustó fue un vestidito azul precioso, estampado con flores, y detalles en broderí blancos. Entré a preguntar el precio, $180. Dudé y decidí que continuaía viendo en otros locales. A eso de las 6 mi estómago decidió que no podía segui buscando a menos que reciba alimento. Compramos chipacitos y un jugo y nos detuvimos a merendar en la plaza. Pasado éste trámite, continuamos mirando vidrieras. Entré en otro local dónde me llamó la atención un vestidito negro a lunares. Me lo probé. No era yo. Me quedaba bien, era divino. Pero era corto. MUY CORTO. No era yo... 

Decidí no comprarlo y continuamos recorriendo lugares.

No me llamaba nada hasta que ví EL MISMO VESTIDO, y si no era, era demasiado parecido. Entré a preguntar, $120. Me lo probé. Me miré al espejo a ver si lograba reconocerme. Y así fue. 

Este vestido es mas tranqui. Me llega hasta las rodillas. Y tiene flores. Es ideal para una cita. O para una tarde tranquila de verano.

Me lo compré sin dudarlo.  No voy a dejarlo abandonado porque no me representa. Todo lo contrario. En él pude verme, a mi, después de baanda de tiempo. Al fin. Puedo volver a ser yo otra vez. Por completo.




4 comentarios:

JLO dijo...

quizá el momento de mayor esplendor tuyo sea cuando vuelvas a usar el vestido blanco... porque no te importa la mirada de los demás, ni la tuya (negativa) propia... no?

como no salió en este post la foto del vestido floreado?? vamos !

salu2

Periférica dijo...

Sí pero ahora ese vestido me queda enorme jajjajaja parece una carpa. Decidí donarlo para hacer lugar a la ropa nueva que esté por venir.

Jajajjajaja voy a hacer un post capaz con la ropa nueva que me compré, linda y a buen precio, ¿qué mas se puede pedir?

Saludos!

VaLe... dijo...

!Que entrada tan interesante!

Creo que estoy perdida, pero siento que es desde hace mucho, ni siquiera recuerdo desde cuando. o.O

Te mando un saludo enorme!

Periférica dijo...

Es cierto. Pasa que me encuentro en un proceso de reafirmar varias cosas que me pasaron el año pasado. Cosas y sobre todo, decisiones por las que me cuestioné y hasta el día de hoy lo sigo haciendo.

Pero creo que llegué a la conclusión de que, muy a pesar, no me arrepiento de las cosas que hice, porque las hice en un período en el cual estaba realmente perdida.

Lo único que me desvela es haber perdido otras cosas a causa de esas acciones. Y eso es lo que todavía trato de configurar.

¡Son muchas cosas en que pensar! Jajajjaja. Saludos :)