A veces podría jurar que el dolor es necesario. Que nos hace un poco mas humanos. Y que sin él, la vida sería muy aburrida.
Por eso, cada vez que me toca sufrir, me digo a mi misma que es lo que elegí.
Durante mucho tiempo, viví una vida libre de dolores. Al menos dolores en el modo convencional. Es muy diferente sufrir penas en compañía que hacerlo sola. Sin compañía sentimental mas que la de los amigos. Que nunca se comparará a la dulce compañía de alguien con quien compartís una danza hormonal de intimidad.
En ese tiempo, tuve problemas "de pareja", que hoy, parecen los problemas que tenía Mafalda cuando no quería tomar la sopa.
A partir de mi alejamiento de mi ex, volví a estar sola. Pero SOLA de verdad. No en el sentido sexual. Pero si el de intimidad y conexión real con otra persona.
No encuentro a nadie que llene ese vacío. Y me di cuenta que el problema principal es que no se si quiera que alguien llene ese vacío. Me encuentro bien como estoy.
Lo cual no quita que de vez en cuando, me sienta sola.
Yo creo que esos momentos de soledad representan el dolor que significa estar vivo. ¿Quién mas que uno se auto-banca cuando las cosas van mal? ¿Quién mas que uno se boicotea cuando está a punto de mandarse una cagada y sabe que lo que está haciendo está mal? ¿Quién mas que uno se alegra cuando logras un objetivo? ¿Genuinamente? Nadie. Sólo vos. Sólo uno está allí cuando recibe al cuerpo, lleno de baches, de tristezas y de euforia pasada una vez que la noche se acaba. Sólo nuestra alma, dispuesta a nunca juzgarnos, sólo indicarnos lo bueno de lo malo. Sólo nuestro ser, repleto de calóricas bienvenidas al lecho de soltería.
¿Es la soledad algo malo? No cuando sabés que podés contar con ella.
Que no es tu enemiga y que, muchas veces, te salva de situaciones inconvenientes.
Y que, por sobre todo, siempre va a estar allí. Para recordarte que, el que cuenta, sos vos.
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